son tan veloces que no alcancé todavía a fotografiar a ninguno. Pero también son tan escaldalosos que, cuando llegan al bebedero, ya está alguno de mis gatos mirándolos con la ñata contra el vidrio de la ventana. Entonces se asustan y muchas veces se quedan sin comer. O aprenden a acercarse con menos bullicio o se seguirán sometiendo a sí mismos a una especie de suplicio de Tántalo! Silvia
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son tan veloces que no alcancé todavía a fotografiar a ninguno. Pero también son tan escaldalosos que, cuando llegan al bebedero, ya está alguno de mis gatos mirándolos con la ñata contra el vidrio de la ventana. Entonces se asustan y muchas veces se quedan sin comer. O aprenden a acercarse con menos bullicio o se seguirán sometiendo a sí mismos a una especie de suplicio de Tántalo! Silvia
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